La casa familiar de Alda, la abuela de Alma, es una casa tradicional de labor construida atendiendo a las condiciones climatológicas y necesidades agrícolas de sus habitantes. La economía lagarterana era eminentemente agrícola y ganadera por lo que, además de cobijo para sus propietarios, debía servir de almacén para el grano y los aperos de labranza, así como de albergue para los animales que ayudaban en las faenas del campo. Eran casas de gran tamaño, volcadas hacia el patio en las que se diferenciaban tres partes fundamentales: casapuerta, patio y vivienda.
La Casapuerta
Construcción de dos plantas de paso entre la calle y la casa en que se agrupan las principales actividades agrícolas. Su fachada se abre a la calle por un portón carretero con dintel de piedra labrada y una puerta menor para el paso de las personas.
La parte baja es la ramadilla, paso diáfano hacia el patio y acceso a diversos cuartos a ambos lados como el almacén de aperos, la leñera, la cuadra y el cernedero de la harina con su molino manual de piedra para el grano y un horno para la cocción del pan.
Encima de esta se halla la troje o pajar, que se abre a la calle mediante un pequeño vano sobre el portón para la carga y descarga de la paja, y una escalera comunica interiormente el pajar con la ramadilla.
El Solano
balconada que se abre al patio sobre la parra, orientada al oeste aprovechar al máximo la luz del sol bajo de las tardes invernales cuando las mujeres disponían de tiempo para la elaboración del ajuar, pues en verano ayudaban en las tareas del campo (trilla, limpia…). destinado a la conversación y costura de las mujeres a la caída de la tarde
El Portal
El Portal era siempre la primera habitación de la casa y distribuidor de la misma como tránsito entre el patio y los lugares donde se habita. En él se encuentra la escalera de subida a la troje, el acceso a la Sala en su eje principal y al resto de habitaciones de la casa. Originariamente se almacenaban en él los útiles domésticos y se concentraba la decoración, cubriendo las paredes casi de suelo a techo, de cerámicas y en la espetera las piezas de cobre de Guadalupe.
La Sala
es el espacio más íntimo y significativo de la casa. El eje de la entrada al “portal”, da acceso a la “Sala” a través de una puerta rematada con un cuadro religioso o portera y pañomanos o toallas bordadas colgando de sus hojas. El mobiliario de la sala está constituido por cómodas (donde se guardan las mejores labores de la casa y los ajuares), bargueños magníficamente decorados, sillas, algún diván y en todo caso una mesa central. La existencia de cuadros religiosos apiñados sobre los muebles, recuerdos y reliquias de los antepasados, considerados santos, le dan un carácter de santuario familiar. A ambos lados de la sala se abren las alcobas, sin otra ventilación ni luz que la recibida a través de la ventana de la sala, y que son los espacios más íntimos de la casa.
La Cocina
situada en uno de los laterales del portal es de generosas dimensiones, pues en ella se hace vida casi todo el invierno en torno al fuego. Está presidida por una gran campana de chimenea soportada por una gran viga. Bajo ella se sitúa el hogar con las llares para colgar calderos al fuego, y el pote con agua caliente para el uso doméstico (fundamentalmente para cocinar, fregar o asearse). Servía también para orear la matanza y secar la colada. Adosada a la cocina, puede existir una despensa o almacén para conservar alimentos, donde también se almacenaba el agua en tinajas y cántaros de barro.
La casa popular de Lagartera como ejemplo de integración medioambiental @Eduardo de Santiago.
La casa lagarterana @Mª Pía Timón y Esperanza Sánchez.